La Huella Indeleble de Luis González de Alba y la Conmemoración del 2 de Octubre
Ciudad de México / 03 de octubre de 2024 – La figura de Luis González de Alba, uno de los líderes más destacados del movimiento estudiantil de 1968 en México, sigue resonando en la memoria colectiva del país. A través de su obra literaria y su compromiso social, este destacado escritor, periodista y activista dejó una impronta imborrable que merece ser recordada y analizada, sobre todo en el contexto de la actual conmemoración de los trágicos eventos de Tlatelolco.
Reflexionando sobre el 2 de octubre
El 1 de octubre de 2016, González de Alba envió su última columna al diario Milenio, titulada “Podemos adivinar el futuro”. En ella, hacía una predicción sobre las manifestaciones que se llevarían a cabo el 2 de octubre, señalando el desconocimiento de muchos jóvenes respecto a la importancia histórica de dicha fecha. Su inquietante presagio culminó en un acto trágico: la mañana de ese mismo día, se suicidó disparándose en el corazón. Esta decisión, según algunos, evidenció su frustración ante la deriva política y social del país.
Luis González de Alba había sido un personaje crítico con la forma en que se había manipulado la conmemoración de los eventos de Tlatelolco, considerando que las posturas facciosas habían degradado un homenaje que debería ser un espacio de reflexión y memoria. En opinión de González de Alba, la nueva administración gubernamental intentaba recluir el legado del movimiento estudiantil en un marco que favorecía su narrativa, sugiriendo que las demandas de los estudiantes se habían materializado con el advenimiento de la llamada Cuarta Transformación (4T) en 2018. Esto, a su juicio, menospreciaba los logros alcanzados en procesos democráticos previos.
Un legado polifacético
González de Alba fue cofundador del Frente Homosexual de Acción Revolucionaria, un precursor de la Marcha del Orgullo Gay en México, y su trayectoria incluye más de una faceta: fue escritor, psicólogo, músico y divulgador de la historia. En un recuerdo reciente en Milenio TV, González de Alba mencionó su experiencia al bautizar el Auditorio Justo Sierra en la Facultad de Filosofía y Letras, un acto que posteriormente lamentó por las implicaciones homofóbicas del régimen que abanderaba figuras como Che Guevara.
A lo largo de los años, su voz se convirtió en un referente para diversas luchas sociales. Junto a otros líderes como Marcelino Perelló, Gilberto Guevara Niebla y Luis Tomás Cervantes, González de Alba participó activamente en el Consejo Nacional de Huelga, una organización clave en el movimiento estudiantil de 1968. Su compromiso con causas sociales y su capacidad para articular críticas al sistema lo posicionaron como un líder influyente en la búsqueda de justicia y equidad en México.
La memoria y la reescritura histórica
Recordar a Luis González de Alba se hace particularmente relevante ante la reciente rememoración que realizó Claudia Sheinbaum, exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, sobre su infancia marcada por los acontecimientos de 1968 y su formación política de izquierda. Este tipo de reflexiones se tornan importantes, especialmente cuando se enmarcan en un contexto donde el gobierno actual realiza ajustes en la narrativa histórica; la administración de Martí Batres, por ejemplo, ha propuesto remodelar la controvertida estela en honor a las víctimas de la matanza de Tlatelolco, una decisión que ha generado opiniones divididas entre el público.
El sobrino de González de Alba, Adrián, quien también lleva su apellido, recordó en Nexos su última conversación con su tío, un mes antes de su trágico fallecimiento. En dicha visita, González de Alba dedicó un tiempo considerable a recordar la tarde del 2 de octubre de 1968, subrayando su significado y la importancia de no dejar que la historia se olvide o se distorsione. "Para que ya no me vuelvan a preguntar", le comentó, "escribí todo esto en un nuevo libro que se va a llamar Tlatelolco aquella tarde, porque todo pasó por la tarde, no de noche…".
Este énfasis en "la tarde" es más que un simple detalle cronológico; subraya la necesidad de concretar la memoria colectiva y preservar la verdad sobre uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de México.
La lucha por la verdad
El legado de Luis González de Alba se entrelaza con el esfuerzo por recordar y honrar a aquellos que perdieron la vida en Tlatelolco. En una sociedad que a menudo se escinde entre la idealización del pasado y la crítica contemporánea, la figura de González de Alba actúa como un puente, promoviendo el análisis y la reflexión sobre el significado de la memoria histórica.
Como periodistas y ciudadanos comprometidos, es fundamental seguir exponiendo las verdades que yacen detrás de eventos cruciales, no solo para mantener viva la memoria de quienes lucharon por un México más justo, sino también para asegurar que las nuevas generaciones comprendan el significado de no olvidar. La historia debe ser un motor para el cambio y la crítica, y es nuestra responsabilidad, al igual que la de muchos como González de Alba, asegurar que esas historias no caigan en el olvido.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. ¿Quién fue Luis González de Alba?
Luis González de Alba fue un destacado líder estudiantil, escritor y periodista mexicano, conocido por su participación en el movimiento del 68 y por su compromiso con diversas causas sociales, incluyendo la defensa de los derechos LGBT. Su legado incluye una crítica profunda sobre la memoria histórica de los eventos de Tlatelolco.
2. ¿Cuál fue el impacto del movimiento estudiantil de 1968 en México?
El movimiento estudiantil de 1968 representó una postura de resistencia contra un régimen autoritario y fue un punto de inflexión para la sociedad mexicana. Denunció la represión gubernamental y abogó por la democracia, derechos humanos y justicia social, dejando un legado que se recuerda cada 2 de octubre.
3. ¿Por qué se conmemora el 2 de octubre en México?
El 2 de octubre se conmemora la masacre de estudiantes en Tlatelolco, ocurrida en 1968. Es un día de reflexión y reconocimiento de las luchas por la justicia y la democracia, donde se recuerda a las víctimas y se busca mantener viva la memoria histórica del movimiento estudiantil y sus consecuencias.
En conclusión, la figura de Luis González de Alba no solo vive a través de su obra, sino que también sigue inspirando a nuevas generaciones a cuestionar, recordar y luchar por un futuro donde la memoria y los derechos humanos sean fundamentales en la construcción de una sociedad justa.